jueves, 28 de octubre de 2010

LA CUCHURRU

Quiero aclarar antes de empezar la historia de este post, que yo NUNCA le he dicho cosas extrañas a alguien, especialmente a un amigo (hombre, claro está) o a algun noviecillo. Nunca. En cambio, la historia que empezaré a contar tiene esa salamería excesiva en una relación, ese "cariño" extremo que tienes hacia tu pareja.

La cuchurru, como es llamada la protagonista de este post, es amiga mía desde hace unos cuatro años aproximadamente. Es la típica amiga estúpida, alegre, inteligente y divertida que se puede encontrar en la vida y sobre todo, "cariñosa".

La dueña de este apodo es mi tan preciada amiga Micaela.Ella había empezado una relación hace unos tres meses, el patita con el que estaba había estado enamorándola unos seis meses atrás hasta que por fin se dio el día en que Micaela aceptó ser su gloriosa enamorada. Después del "sí" la vida de Micaela y de su actual novio cambiaron para siempre. Es más, no solo la vida de ellos dos. LA MIA TAMBIÉN.

Para Micaela soy la doctora corazón desde hace tres meses, pretende que le solucione los celos de pareja, el "¿lo llevo?" entre otras cosas con una sola palabra. Mi respuesta era: Por qué no vas y le preguntas a Karina o Alondra que ellas saben más de tu relación con él?. Pero ella seguía, seguía y qué creen .. seguía. Desde que me enteré que tenía una relación no he parado de molestarla, no sé si verá algo inmaduro pero pará mí es puro goce. A pesar de ello siempre he pensado que Micaela es de esas chicas normales, que tienen su lado bipolar a veces, como yo y es por eso también que me cae bien. Puedo bromear con ella, estupidearla, insultarla etcétera. Pero lo que Sí NO PUEDO dejar de hacer es molestarla. Qué rico se siente.

El apodo "cuchurrumín" salió a la luz en una de las salidas en grupo. Queda claro que Mica siempre llevaba a Simón, su fiel acompañante, su novio, mejor que un perrito faldero. Simón era alto, agarrado y morocho, tres cosas que amaba Micaela y tres cosas de las que yo estaba podrida por sus continuas conversaciones sobre su "flaquito" y lo mucho que la ama. Bueno, fue mientras tomábamos un café, el grupo era de seis muchachos y de prontó, entre un vago silencio adolescente,ella lanzó un: "Cuchurrumín, quieres este cupcake?" (dirigiéndose a Simón). Para sorpresa de nosotras que estábamos con cara de haber visto a alguien desnudo, Simonsito respondió: Ya amor. Pisadaso, digno de ser llamado "completamente idiotizado". A los pocos minutos nos invadió con otros apodos amorosos por ejemplo: Pollito bebé, chanchi, Gatito, etc. No nombraré todos.

Es normal que uno trate con cariño a sus parejas, pero vamos ... una cosa es amor comprendido y otra cosa es amor desquiciado. O estás mal de la vista o estás sufriendo alteraciones mentales para ver a tu pareja como animal. Y en el caso de Micaela con Simón.. el caso es el mismo, salvo que Simón no es cíclope y tampoco una pequeña bola verde como el personaje de Monsters.Inc.

No excuso a las personas que le dicen a sus parejas cosas bonitas, pero vamos .. Cuchurrumín? Chanchi? y para matarla...Pollito bebé? O sea Simón es una cosota, y le dice pollito bebé?. No quiero imaginarme cuántas "MICAELAS" existirán. No hay forma, si sigue así el país no progresaremos nunca.

viernes, 22 de octubre de 2010

¿POR QUÉ NO TE VAS?

Lo mismo de siempre. Ella nunca para de hablar, por más que uno le diga "Jessiquita, amiga mía, corazón de Jesús, pan bendito del Señor, luz de la mañana de tu madre, no hables si?" NADA, ella no entiende.

Jessica Alvarado es esa chica que entra en el grupo de "SORDAS PERO NO MUDAS". Aquellas que tienen por naturaleza hablar de todo lo que se les cruce por la mente, así sea de la mosca que pasó en ese instante. Estar con ella realmente era un martirio, pero como tenía cara de buena gente (y lo es) decidí que no le diría nada. "Posiblemente algun día llegue a aceptarla como es " — pensaba con frecuencia, muchas muchas veces.

A ella le llegaba todo, hasta ahora. Nosotras (todo el salón y uno que otro chico) nos reíamos de las sonserías que decía y Rafael siempre terminaba imitándola. El payaso de la clase era Jessica o eso era lo que queríamos creer. Los peores días tocaban cuando Jess se sentaba al costado mio. Los peores para mí, los mejores para ella.
Intenté escucharla esa vez; había tenido una seria conversación conmigo misma la noche anterior sobre las cosas que podía cambiar, y entre ellas estaba mi trato con Jessica. Así que ese día iba a ser toda oídos para mi compañera del aula.

Me hablo de su perro Bobby, del chico que le gustaba, de la comida que odia, del color verde del césped, entre otras cosas. Pero todas ellas llevaban a un punto: Carlos. Carlos era el papi del salón, por el que todas las chicas mueren y él, nada enterado, movía su cabeza para que su hermosa cabellera se balanceara con el viento .. bueno, el era Carlos. Mi amiga no había podido mirar al peor tipo de la historia, y mayor aun, no podía haber hablado de eso conmigo , la chica a la cual Carlos habia invitado a salir el sábado próximo.

Cómo podía explicarle a una amiga que me había abierto su corazón entre un monton de laberintos de palabras que su chico ahora pretendía que yo fuera su chica. Increíblemente no pude.

Fue entonces que al día siguiente la rutina comenzó. Jessica empezó a hablar y todo el mundo lanzaba risas disimuladas, risas que yo ya conocía el motivo de su existencia. No entiendo como nunca pudo notar que nos reíamos no de ella, si no de lo que hablaba. Bueno, decidí sentarme atrás de ella y me saludó con la mano, yo hice lo mismo y guardamos silencio. Era la primera vez que el salón estaba en completo silencio y Carlos, aprovechando que no estaba el tutor, dijo: A ver Jessica, todo el salón a tomado una decisión y me han elegido a mí para decirte lo que se ha acordado...ERES UN TORMENTO.

Cabe decir que mi persona estaba mucho más que petrificada, es más, NO REACCIONÉ en ese instante. Jessica, al notar las risas de mis compañeros de aula en son de burla, no tuvo más remedio que salir despavorida del salón con lágrimas en los ojos. Segundos después reaccioné, me paré en una silla y grite: MIRA CARLOS ARRIÁTEGUI, POR QUE NO TE CALLAS? AH POR CIERTO, TENGO PLANES MUCHOS MAS IMPORTANTES EL SABADO EN LUGAR DE SALIR CONTIGO. Un "uuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuh" se escuchó, y yo, misma machita salvadora, me retiré del aula para alcanzar a Jess.

Cuando la encontré, me abrazó tan fuerte que quedé sin aire. Poco después, me dio una carta que estaba dirigida a Carlos y me hizo prometer que no se lo contaría a nadie. Qué ironía, ahora lo publico.
Jessica se tuvo que cambiar de colegio por la vergüenza y porque no quería seguir viendo a Carlos. ¿Él cómo estaba? Bien bien, solo perdió unas cuantas admiradoras y se ganó una marca roja de mi mano en su carita de bebé idiota.

martes, 19 de octubre de 2010

SE BUSCA LECTORES INTERESADOS.

Unos días atrás llegó a mis oídos que Rafaelita había mostrado este blog a un amigo suyo. Toda tiernita Rafaelita había invitado a Adolfo a que leyera mis post. No sé si recuerdan a Adolfo, el tipo que inauguró las historias de mi blog el cual el primer post fue dedicado a él y al hermoso amor infantil que te tuve.

Pues bueno, descubrí que a Adolfito no era exactamente la persona que había leído las publicaciones de este sitio web. NO, fue la novia de Adolfo. Pueden imaginarse cómo me sentí cuando me entere de dicho suceso. La novia o no se qué de Adolfo Cáceres seguramente se había vacilado con mi historia, qué gran chiste para ella.

Una de las ideas que de pronto llegó a mi cabeza era que quizás publicaría el link para que su entorno se burlara de mí. O peor aún, iba a seguir todas las historias publicadas. Y para matarla, me enteré que le mostró a Adolfo el primer post. ¿Cómo me enteré? Recibí una llamada.

— Aló?
— Flaquita? Como estas. Habla Adolfo Cáceres. Me recuerdas? Soy el de tu post Mantequilla. Amigo de tu hermano y blablá bla bla.

La maldita le había mostrado el post y más aún ella lo había leido. Yo, con una tremenda vergüenza porque mi ex “frustrado” tenía la posibilidad de descubrir mi YO interno, traté de buscar cualquier solución para que la muchachita no volviera entrar.

Gracias a esto descubrí que este blog es un diario público de mi vida. Pensé no publicar ni un post más; quedarme míseramente con menos de diez publicaciones y no decirle nunca más a mis compañeras de salón “Chicas, subí otro post”. Así que estaba pensando un buen post de despedida hace unos cuantos días.

A todo esto, como cosa maravillosa del destino (porque sí, los amigos te juegan chueco a veces y otras te salvan la vida) un amigo me dijo “Flaca, no sabes cómo me he reído con tu post: Maricona. ¿Cuándo publicas otro?” Petrificada por la decisión que tenían en mi cabeza dije: Después de este break vacacional broer. Por cierto, gracias.

Gracias realmente a todas las personas que SIGUEN, LEEN, y COMENTAN este blog. Gracias a aquellos que me dicen “¿Ya publicaste?” o “¡Por ti estoy leyendo sonsa, sabes que no me gusta leer pero esto esta mostro!” sacándome una sonrisa de satisfacción. Gracias también a los que no conozco y siguen el blog; a los que me hacen caso en las redes sociales cuando aviso que ya posteé, y sobre todo. GRACIAS MARIA JOSÉ NOVIA DE ADOLFO CACERES, porque he descubierto que ya eres una más de mis lectores , ah verdad… este post te lo dedico.

miércoles, 13 de octubre de 2010

ME VOY DE LA CASA

Claras y algunas veces ha estado esa frase en mi pensamiento. No demasiadas pero sí presentes. ¿Las razones? Diversas: no estaba de acuerdo con mi mamà en algo , me aburría, quería hacerlo para "atrapar" mi independecia prematura, salir con el chico que me gustaba, irme a una fiesta y perderme, entre otras. Pero nunca se ha llevado a cabo.

Una oportunidad ya tenìa todo planeado: había coordinado con una amiga que tenía de viaje a sus padres en que me quedaría unos cuantos días, luego me iría a un hotelito barato que tuviera pinta de decente y después tomaría un bus para irme a Arequipa. Mi vida arreglada. Y toda esta razón era porque el chico de mi curso(el cual me gustaba) se había mudado ¿A dónde? a Arequipa.

Incluso la fecha ya estaba prevista; iba a ser un día en el cual mi mamá tenía reunión con sus amigas de colegio con las que no se ve hace unos cuantos meses y precisamente tenían que reunirse para las bodas de plata del colegio al cual asistieron. Era una fecha cerca de año nuevo, las fiestas navideñas ya habían pasado así que consideremos entre el 26 al 29. Fue entonces que armé mi bolso con todo lo básico y una que otra monería, tomé plata que tenía mi madre guardada para los gastos de la casa y me aventuré.

Mi pensamiento era clarísimo: no debía gastar en cualquier cosa el dinero, lo mejor para ese momento era ahorrar. Y así fue. Me fui caminando hasta la casa de una amiga que estaba aproximadamente a diez cuadras. Yo bien rica con mi bolso lleno de ropa y útiles de aseo caminando por las calles sin vergüenza alguna llegué hasta la casa de mi cómplice adolescente.

Para sorpresa mía la que me abrió la puerta en esa ocasión fue la madre, quien supuestamente estaría de viaje, me miró extrañada y me invitó a pasar. Yo, helada como un cubito del refrigerador por los nervios, accedí a aquella petición porque no tenía más remedio.

Mi amiga bajó de su habitación, se acercó hacia mi oído y susurró: “Sonsa ¿era verdad? Pensé que me estabas vacilando”. La miré con una expresión de querer asesinarla, y en verdad eso quería hacer. La muchachita esta me había llenado de adrenalina el día, había ocasionado que le mienta unas veinte veces a mi mamá y ahora me venía con un “era verdad” con vocecita de niña traumada. Bipolar.

Bueno, para aquella fecha no me quedó de otra que obligarla a que me quede a dormir. “Ya fue, pues” le dije entristecida. A los cinco minutos mi mamá me llamó al celular y preguntó en donde estaba. Le dije que Luciana (mi amiga) me había invitado a su casa desde hace mucho e incluso que ya le había pedido permiso: “Si te lo dije mamá, no recuerdas?” . Cínica y completamente descarada.

A Luciana no le hablé en dos semanas, por su estupidez y por no saber captar los mensajes. Había roto mi ilusión de ir tras el chico ahora arequipeño, de poder visitar un hotelito de mala muerte y viajar con identidad falsa. Claro está que mi mamá no sabe de esto, nunca lo sabrá. Salvo que a Lucianita se le ocurra abrir la boca o no haya captado el mensaje aún.

sábado, 9 de octubre de 2010

MARICONA

Las peleas entre jóvenes son lo mejor que puede existir. Hablo en serio. Ver cómo dos tipos o tipas que realmente no saben cómo desperdiciar su tiempo más que en insultos y puñetes y también ver cómo se rompen los rostros, es admirable.

El único insulto que llegue a decir una vez fue insultar a la mamá de una tipa. Qué bonita noche. Ver cómo le subía la sangre a la cabeza y cómo se le erizaba el cuerpo para mí fue una total victoria. Había triunfado gracias a su madre, su admirable madre. Para decir la verdad, la discusión no era cosa mía, mi prima se había metido con un chico al que llamaremos “Tito”. Tito era uno de esos que te bajan la luna y las estrellas y que no tienen ni para el cambio del colectivo. No lo despreciaba, pero tenía una pinta de faitoso que no era digno de ser alagado.

El primer round se dio cuando la mujercita llegó toda altanera hacia mi prima y la empujó. Nosotras, que habíamos estado totalmente tranquilas, reaccionamos sin reaccionar. Quedándonos con la boca abierta y mi prima tirada en el suelo. La mujercita no llegaba sola, viva ella; llegaba con dos “matonas” más, de barrio, aquellas que ni bien ves dices que ya fuiste (de las que piensas que seguro te meterán cuchillo y chau celular nuevo). Mi prima se levantó y devolvió el empuje; se metió otra amiga y las matonas intervinieron. Yo? Yo era una fiel espectadora del tremendo espectáculo.

El segundo round fue el puñetazo de una de las matonas a la amiga que intervino, por valiente le dejaron un ojo morado. Pobre ella. Mi prima se iba de boca y la otra le respondía “Porqué chicha te metes con mi hombre ah”. O sea, tu hombre?. De barrio, ¿lo había dicho antes?

Nunca se llegó al tercer round, una señora que vendía salchipapas en su carrito intervino y dijo que iba a llamar a serenazgo si no paraba la gresca adolescente. Yo tomé a mi prima del brazo y usando a la señora como escudo dije “Ya ándate conc..”. Bien machita, la más valiente, la que en ningún momento intervino en la pelea porque había preferido estar con su popcorn imaginario viendo en su televisor 3D todo el espectáculo, soltó tremenda frase cuyo léxico no conocía. La señora volteó y me miró sorprendida, me conocía. Yo, “la señorita de casa” había dicho tremenda majadería.

Las cosas fueron más allá del límite. La mamá de nuestra amiga fue hasta la comisaría y levantó la denuncia. No pasó de esa noche la amenaza, pero con orgullo o vergüenza, debo decir que al día siguiente fuimos el tema de conversación. Yo solo asentía con la cabeza, y me excusaba que nunca había pasado algo asi por eso me quedé parada sin hacer nada.

Felizmente a los dos días se terminó el cuchicheo de dicha ocasión. Mi prima no vio más a Tito y no supimos nada más de la cara de papa esa.

viernes, 8 de octubre de 2010

LOS HOMBRES NO CAEN DEL CIELO.

He tenido tres decepciones amorosas. Tres firmes, es decir, las relaciones serias. No esas simples de “si estás conmigo te doy mi pan con pollo”, NO. Me refiero a esas donde el chico dice que vive y muere por ti, te compra cosas cuando cumples el primer mes de novios, le dice a todos que eres lo máximo. La última relación que tuve fue con Renato Artusi, un pan de Dios.

La relación con Renato fue la más admirada por mis amigos, a él le llovían los elogios hacia mí y mis amigas me decían que me llevé la lotería. Y era así, cada oportunidad que teníamos de vernos, Renato o me escribía algo o me daba algo. Siempre con la expectativa de hacerme pasar un buen rato.

Recuerdo también que Renato peleó con uno de sus “amigos” en una reunión por la razón de que el chico había dicho que me habían visto en situaciones comprometedoras con otro que no era Renato. Claro está que mi amor de ese entonces le rompió de una la boca, me tomó de la mano y salimos de aquella reunión .

A los seis meses de relación terminé con el por una tremenda razón: Renato había conocido a una chica muy linda, con un cuerpo envidiable y de bonitos ojos. Solo falta decir que cada vez que Renato iba a buscarme a mi casa, a los cinco minutos le sonaba el celular y la dichosa señorita lo llamaba.

Le corté en una oportunidad cuando terminó de hablar la de escultural cuerpo. “No es asi pues Renato, yo como idiota esperando que vinieras y cuando estás aquí te llama esa y sales disparado”. Él me daba respuestas como “Amor, no te enojes. Todo tiene una explicación”. Yo me cerraba diciendo que no había nada de qué hablar, que ya me veía venir esto o que la culpa fue de los dos por no saber llevar una buena conversación etcétera.

Poco tiempo después me enteré que la muchacha por la que había dejado a Renato Artusi era su prima que había venido de España a pasar unos días acá. Se me vino el mundo encima, mis amigas me tiraban millones de sermones de que hombres así no volveré a encontrar entre tanto feísimo y patán de nuestros amigos ;me decían que tenía que hablar con Renato para solucionar las cosas.
Había sido una tremenda estúpida por terminar mi relación perfecta con Renato por no pretender escucharlo, fue así que en compañía de mi amiga Raquel llamamos a la casa de los Artusi y me contestó el padre: “Hola señor cómo le va, soy la ex enamorada de Renato me recuerda?” el señor guardó silencio y me dijo “Hola hija, cómo no te voy a recordar si mi hijo no paraba de hablar de ti”.

La conversación continuó con temas superficiales y al final le dije : “ Señor , quiero hablar con su hijo. Usted cree que pueda verlo hoy día”? y el señor finalmente respondió con voz apagada. “Cómo…no sabías que Renatito viajó a Inglaterra? Le han otorgado una beca y VOLVERÁ DENTRO DE CINCO AÑOS”.

jueves, 7 de octubre de 2010

MI MENTE CLARA, TU CORAZÓN CONTENTO.

A mis diecisiete años de edad no me siento una señorita experimentada, en lo más mínimo. Pero debo decir que he gozado de ciertas cosas que si me la cuentan no las creería.

Mariano, un amigo, tuvo una recaída hace cuatro meses; el licor había sido su fiel amigo unos cinco días. Yo lo miraba, no es posible que uno pueda caer tan borracho después de una choteada y todavía frente a una amiga.
Estaba tan estupefacta por cómo fue a ser la tipa tremenda desfachatez que dejé a Mariano abandonado con su depresión, misma mujer en su periodo menstrual. La muchacha lo había devastado completamente, le dijo que era una aventurilla y que solo fue un amor de rato, un choque y fuga como le dicen.

La chica se llama Imperio, mismo nombre de meretriz de cabaret. Imperio sedujo a Mariano de la manera más desvergonzada posible: con sus escotazos que mostraban implantes redondos, unos cuantos kilos de maquillaje en el rostro y una raja en la microfalda que usaba, misma chica de la avenida Larco. Él me recalcaba a cada rato “está buenasa así, dejala”. Yo le decía de todo a Marianín: “A leguas se ve que es una formidable regalada” era una de mis frases favoritas; él, fiel a su genio de la patada, me miraba y levantaba la voz exigiendo a capa y espada que terminara de decir semejante majadería y ofensa hacia su enamorada. Sin embargo, mi sexto sentido inexistente femenino me decía que siguiera, que lo atormentara para ver si así lograba dejar a la muchachita Imperio.

Mariano por supuesto no hizo caso alguno a lo que yo le decía; “Es una perra pues, que quieres que haga” le llegué a decir una vez, jamás había usado ese léxico pero la situación lo acreditaba. Simplemente su reacción fue largarse e irse.
Un lunes después de almuerzo, vi a Mariano tirado en el sofá de su casa, con una resaca maldita y comiendo caldo de gallina. Le mandé una notita en la servilleta diciéndole : “YA VES, PARA LA PROXIMA HAZME CASO”.

Tiempo después yo conocí a un tipo que estaba simpático, era primo de una de mis amigas y tenía mi edad. La única diferencia es que era un tremendo creído, que se alucinaba un adonis frustrado. Él mismo se adulaba haciendo comentarios que ahora reconozco que era estúpidos. Pero yo lo amaba, no a él, a su cabello, su forma de caminar y de hablar, cómo bailaba, etc.
Fuimos a una fiesta y entre su grupo de amigos estaba Mariano, el pata del que hablé hace poco. Mariano, ya mejorado, miraba de una manera espantosa a mi galán. Lo examinaba de arriba abajo, le lanzaba indirectas, se burlaba de él y luego hacía del que me conocía toda una vida. A los minutos me llevó hacia un ladito de la casa y me dijo “Ese weón es vivazo, despúntalo de una vez”. Yo me reía a carcajadas y lo dejaba a un lado.

Mariano insitía e insistía con que mi chico era de los sapos, que se las dan de papi riqui y luego te votan; yo, cegada por que creía que él aun estaba dolido, no le hacía caso. A los pocos minutos el tipo que me acompañaba y con el cual había estado saliendo unas semanas, se besuqueó a una de las dueñas de la casa. Fin de mi microrelación con él.

El estado en el que me encontré los siguientes días no era de admirar. Mariano fue a verme y me mandó una notita “NOS FREGARON PUES Y? QUE TE PARECE UN CEVICHITO, VAOS?”.

miércoles, 6 de octubre de 2010

MANTEQUILLA, A LA OTRA ESQUINA

Hace unos años me invitaron a salir un grupo de amigos, el vacilón me llamaba un sábado por la tarde y acepté la tan osada invitación. Nos fuimos a un bar de Barranco, caletasa. Mi mamá no estaba así que me fui sin precaución alguna. Yo siempre una niña de su casa, educadita, que ni tomaba ni fumaba, es más, aun no lo hago y ellos… cuatro malditos rufianes perdidos por la diversión y la adrenalina; con sus historias entre corridas y agarradas a muchachas inocentes que, perdidas por sus pintas lindas, caían como moscas ante la miel.

Pues bueno, era el 2007. Tenía 14 años y mis amigos, que eran amigos de mi hermano mayor, 18; era la menor y por ende a la que todos veían como mantequilla, la que nunca los defraudará, la hermanita de uno de sus “patas” que ahora es hermana de todo el grupo, aquella adolescente que “no se puede mirar siquiera, porque a las hermanas de los brothers se le respeta”. Y yo, toda emocionada por salir con chicos mayores y ser la envidia de mis compañeras, asistía así, a sus reuniones baratas; aquellas de comprar roncito en la esquina de la cuadra y mezclarlo con jugo de naranja para que le de sabor. O coca cola con el vodka de uno de los padres de ellos, pero calladito que se alocaba.

Yo, la adolescente de 14 años babeaba por uno de ellos, por los tres también, pero por uno en especial, Adolfito Cáceres. Ese joven tenía un cuerpo perfecto, los músculos del tronco bien marcaditos de tanto estar en el gym, una piel acanelada que mostraba su verano en Máncora, su cabello sedoso y entre otras cosas. Aldolfito era el más pegado a mi hermano, su “yunta”, el brother que nunca tuvo y que se tuvo que conformar con su hermanita adorada, la intocable. Pasaba horas de horas en mi casa, para variar.
Fue así que un día me decidí y me hice la idea que podíamos estar en secreto, sin que mi hermano se entere ni sus amigos. Adolfo me había visto de una manera diferente unas cuantas veces y eso me subía el ánimo y me invitaba a ser valiente. Además, si lograba que Adolfo y yo tuviéramos una relación sería la envidia de mi curso, que en ese tiempo era lo que más les interesaba. Y fue así que un día, sábado de marzo recuerdo, le dije que me gustaba. Él, me miró sorprendido y se acercó a mí, alterando mis hormonas que estaban en fase de “púber a adolescente”. Me tomó de los hombros y me dijo: tú siempre serás mi hermanita, mi mantequilla.

Cabe decir que no tuve nada con Adolfito Cáceres, es más, me le corría. No le dijo nada a mi hermano ni a nadie, y cada vez que me dejaba ver sonreía de costado, pícaro él. Dejé de ir a las salidas con los mayores y mi hermano no entendía la razón. Yo normal, iba al colegio, aguantaba el día y luego todo era igual. Pasaron unas cuantas semanas y Adolfo y yo nos empezamos a hablar como lo hacíamos normalmente, volví a las juntas con los muchachos y volví también a ser la envidia de mis compañeras.

Hace unos cuantos fines de semana vi a Adolfito después de dos años, se había ido a estudiar al Sur. Adolfito, que ya estaba más para Adolfo a secas con sus 21 años, estaba más desgastado que nunca pero siempre con una sonrisa. Al costado de él, una linda chica sostenía un bebe en brazos. Mi amor platónico de púber era ahora padre de un hermoso bebé.